domingo, 30 de agosto de 2015

Proyecto Ciudad, Cuerpo y Basura


Proyecto "La Reserva de las ciudades"





Resumen:

Descripción:
O.R.G.I.A. se propone intervenir el espacio de La Reserva Ecológica, a partir de la exposición constante de la presencia de la basura en la construcción de una Ciudad. Nos permite pensar la “basura” no sólo como objeto en sí, sino también con el “objeto humano” de la Ciudad. Desde este punto de vista, proponemos realizar una intervención desde el encuentro interdisciplinario del grupo, mezclando diversos elementos de las Artes Escénicas, conjugados con Arquitectura y Ingeniería.
La performance instalación, está compuesta en dos etapas.
En el ámbito de la perfomance, los miembros del colectivo personificaran las distintas personas que son posibles de encontrar en una Ciudad. Todos los performance, recorrerán la Reserva Ecológica hasta encontrarse en la explanada de cemento disponible para reconocerse y construir su propia Ciudad. Aquel rectángulo será una posibilidad de “oasis urbano” dentro de los terrenos de la Naturaleza. Llegado el momento, empezarán a accionar entre ellos, reconociéndose como humanos que estaban extraviados. En la “zona de juegos” colindante al espacio disponible, los “seres urbanos barridos de la ciudad” encontrarán basura y elementos que ocuparán para construir una ciudad de materiales residuales. Los ejecutantes o performers, irán diseñando “su” ciudad. En la suma de acciones, vemos aparecer una ciudad para los exiliados del funcionamiento de la que era “su” ciudad.
En lo anterior, como grupo O.R.G.I.A., creemos que al proponer una instalación “lúdica”, volvemos a las acciones primarias del disfrute colectivo, transmitiendo la necesidad de constante diálogo entre los seres humanos, sus contextos y el encuentro  y respeto con otras especies.  

Intereses y propósitos:

Lo que presenta el proyecto “La Reserva de las Ciudades” gira  en torno a:
- Realizar una práctica participativa con el entorno y los posibles espectadores.
- Poner ojo crítico sobre el ser humano como un posible elemento de basura y reciclaje.
- Resignifica y soslaya el valor negativo de la basura, otorgándole a través de las acciones –que no son más que juegos colectivos que entretienen- el encanto del trabajo colectivo, manual y efímero.
- Considerar al Cuerpo humano como un "corpus" de estudio de movimiento.
- Retomar la idea de "basura" como "verrere", o sea, la acción de barrer de un lado a otro.
- Reflexionar sobre el lugar de la naturaleza dentro de la ciudad como parte necesaria del Cuerpo Ciudad.
- Mostrar cómo a través de la unión de disciplinas se puede reflexionar desde un lugar estético sobre la importancia de reconocer el ciclo y reciclaje de los tres conceptos-objetos en diálogo: Ni la Ciudad puede existir sin basura, y ninguna de ellas sin la existencia de cuerpos.


FUNDAMENTACIÓN

No se sabe en qué momento se erigió la Ciudad. Si bien la gran mayoría sostiene fechas y celebraciones, es probable que en aquel mismo lugar antes hubo otra ciudad. Se ha perdido su lugar inicial, solidificada a través del tiempo y de los años.
De las manos, de los pies, de la mente de sus creadores es parte de una colección de pasados llenadores del presente. Su forma es informe, cubriendo sus límites en el velo de la incertidumbre. El ser humano, representa su lugar de vida acorde a las necesidades expansivas de su especie. Carcome y ocupa el planeta tierra en su sentido más expandido: el global. Descubre en todas las direcciones el terreno que ocupa. Destruye para construir. Construye para no destruirse. Seres humanos para los que su cuerpo no les basta y arman paisajes que son la extensión de su propio cuerpo: La Ciudad.
Las ciudades son el oikos del humano. Es en aquel lugar donde transita su vida y, por qué no, también su muerte. A tal punto que no basta con sólo transitar por ellas; inscriben sus nombres por medio de sus quehaceres cotidianos e infunden ídolos mantenidos por la memoria colectiva. El hombre se refleja para apreciarse en otros cuerpos para así poder reconocerse distinto a las otras especies. No es de extrañar la creación de reductos en los cuales mantener ciertas raíces de lo conquistado. Toda ciudad necesita lugar y espacio para desarrollar los alimentos que le permitan mantener la reproducción de la especie, además de contar con lugares a dónde ir a refugiarse de su propio acoso y liberar la presión de verse sólo a sí mismo.
Y en el constante accionar de sus cuerpos, generan y degeneran para seguir investigando en el conjunto de estudio que es su propio cuerpo y los contextos en los que se desenvuelven. Y a lo desperdiciado se les ocurrió  nombrarle ‘basura’.
La palabra basura proviene del latín verrere, que significa ‘acción de barrer’. Si desarrollamos las raíces latinas de las palabras asociadas a este proyecto (Cuerpo, Ciudad, Basura), no es gratuito que una es trasvasije de otra. El ser humano, concibe la noción de cuerpo, y tras la investigación de las herramientas que lleva consigo –sus acciones-, comienza a erigir otro cuerpo, al cual reconocemos como Ciudad. La Ciudad es la mayor construcción del humano, su obra maestra. La suma de acciones del cuerpo humano lograron armar la ciudad, y una de las acciones ejecutadas para construir es realizar limpieza de los cimientos sobre los que se edificará. Aquí encontramos la clave para entender la basura, ya que la acción de limpiar anuda la acción de barrer, o sea, empujar de un lugar a otro lo inservible. Aquellos residuos se les reconocen como basura y a su lugar de depósito basural.
Introducimos lo que será la intervención desde las referencias a los inicios de las ciudades y las raíces latinas de las palabras del proyecto, ya que son la principal base del porqué deseamos y elegimos el lugar a intervenir. Como colectivo O.R.G.I.A., compuesto por más de veinte cuerpos humanos, hemos elegido La Reserva Ecológica. Y antes del qué vamos a hacer, el porqué.
La Reserva Ecológica para la ciudad de Buenos Aires no es más que la expansión y necesidad del ser humano por seguir expandiendo su máxima creación, la Ciudad. Durante la década de los setenta, aquellos terrenos fueron ganados al río gracias a los escombros generados por la construcción de la autopista 25 de mayo. El terreno que actualmente es reconocido como Reserva Ecológica, ha estado siempre en el cruce de la especulación inmobiliaria, sobre todo con el surgir de Puerto Madero. Debido a la inestabilidad de los terrenos y posibles inundaciones, aquel territorio, ante el abandono y conformidad del ser humano, apreció cómo diversas especies lo reapropiaron, convirtiéndose hasta ahora en la “toma de terreno” más grande realizada por la naturaleza en lo que respecta a la ciudad de Buenos Aires.
Ante tal apabullante trabajo, el hombre no puede sentir aquel traspié como una mera expropiación, así que logra –gracias al trabajo de siglos de edificar ciudades- darle una vuelta de tuerca para reconocerla como parte de su composición. De ahí nace el nombre de Reserva Ecológica, en 1986.
Volvamos a las raíces de las palabras.  ‘Reserva’ es, literalmente, guardar para un uso venidero. Por su parte, ‘Ecología’, es de raíz compuesta: ‘eco-’, que en latín significa “casa” o “ámbito vital” (de ahí que la voz hace eco, porque nos hace sentir acompañados… como en casa), y ‘-logia’, que  hace referencia a ‘tratado’ o ‘estudio’.
El hombre es un cuerpo, que compone la Ciudad en muchos cuerpos. Podemos decir que Buenos Aires posee un sinnúmero de cuerpos posibles de fragmentar en cuerpos más pequeños. Uno de esos cuerpos es la Reserva Ecológica.
¿Por qué cuerpos? ‘Cuerpo’ viene de corpus; corpus es un “compendio de materiales que arma la base de un estudio”. Si asumimos la Reserva Ecológica como un cuerpo de la ciudad con un rol determinado, tenemos que el sector de Reserva Ecológica para la ciudad de Buenos Aires es una “casa de estudio que le permite a la ciudad estudiar la naturaleza”.
En La Reserva Ecológica el “visitante” son los cuerpos humanos, quienes según el papel que ocupe, la utilizan como lugar de trabajo, esparcimiento, entretención y estudio. Este “cuerpo Reserva” se relaciona de modo directo con el “cuerpo ciudad”.
La ciudad siempre genera basura; la ciudad siempre está realizando la acción de deshacer lo que no sirve. La misma Reserva Ecológica es la mayor acción de reciclaje, casi por accidente, presente en la ciudad de Buenos Aires. La ciudad crea la Reserva, la incorpora y “protege”.
La ciudad, al generar basura constante, también hace que el humano sea desechable según los funcionamientos de la ciudad. El cumplimiento de las acciones humanas, pueden ser reemplazadas por otro. No hablamos de reemplazar a la persona, sino a sus acciones.
Si se reemplazan las acciones, hay cuerpos que son barridos a los márgenes de la ciudad. O cuerpos que deambulan sin sentido por sus calles.
¿No es acaso también un punto a apreciar cómo el humano clasifica y separa entre cuerpos útiles y cuerpos residuales?
De algún modo el ir de “visita” a la Reserva Ecológica, con sus horarios de entrada y salida, nos indica que entramos en un universo dentro de la maqueta del universo que es la Ciudad. Nos moviliza hacia el descampado y el encuentro con otras especies. Nos vuelve a casa.

¿Qué pasaría si la reserva se convierte en un “basural” de personas barridas del funcionamiento de la Ciudad de Buenos Aires?
Es aquí el momento en que planteamos nuestra performance instalación, “La Reserva de las Ciudades”
O.R.G.I.A. se propone intervenir el espacio disponible para realizar la performance en La Reserva Ecológica, a partir de la exposición constante de la presencia de la basura en la construcción de una ciudad como Buenos Aires.
Esta concepción nos permite pensar la “basura” no sólo como objeto en sí, sino también con el “objeto humano” de la Ciudad.
Desde este punto de vista, proponemos realizar una intervención desde el encuentro interdisciplinario del grupo, mezclando diversos elementos de las Artes Escénicas, conjugados con Arquitectura, Ingeniería y diseño.
La performance instalación “La Reserva de las ciudades”, está compuesta en dos etapas. La primera, correspondiente a la performance; y la segunda ligada a la construcción de una maqueta de ciudad hecha con productos residuales rescatados de los contenedores de la ciudad de Buenos Aires.
En el ámbito de la perfomance, los miembros de O.R.G.I.A. personificaran las distintas personas que son posibles de encontrar en una Ciudad. Todos los performance, recorrerán la Reserva Ecológica hasta encontrarse en la explanada de cemento disponible para reconocerse y construir su propia Ciudad. Aquel rectángulo será una posibilidad de “oasis urbano” dentro de los terrenos de la Naturaleza. Llegado el momento, empezarán a accionar entre ellos, reconociéndose como humanos que hasta aquel momento estaban extraviados. El rectángulo de cemento opera como metáfora de la necesidad de las Ciudades como punto de unión y confabulación de la vida humana.
En la “zona de juegos” colindante al espacio disponible, los “seres urbanos barridos de la ciudad” encontrarán basura y elementos que reconocerán y sabrán accionarlos para llevar a cabo la construcción de una ciudad de materiales residuales.
En este punto se cruza la labor performática con los saberes de la Construcción, el Diseño y la Ingeniería. Los ejecutantes o performers, irán diseñando “su” ciudad. Ésta ciudad por construir ha sido diseñada por miembros del colectivo O.R.G.I.A., con la intensión de realizar una ciudad a escala según las medidas de la explanada.
En la suma de acciones del cuerpo humano, vemos aparecer otra cosa, y esa otra cosa no es más que una ciudad para los seres humanos exiliados del funcionamiento de la que era "su" ciudad.
La performance instalación llega a un punto en donde se ha utilizado toda lo considerado “basura” que yacía sobre los juegos infantiles.
Lo que presenta el proyecto “La Reserva de las Ciudades” gira en torno a realizar una práctica participativa con el entorno y los posibles espectadores. Pone un ojo crítico al considerar al mismo ser humano como un posible elemento de basura y reciclaje. Resignifica y soslaya el valor negativo de la basura, otorgándole a través de las acciones –que no son más que juegos colectivos que entretienen- el encanto del trabajo colectivo, manual y efímero, debido a que la “Ciudad” por construir puede desaparecer tan rápido como ha sido edificada.
En lo anterior, como grupo O.R.G.I.A., creemos que al proponer una instalación “lúdica”, volvemos a las acciones primarias del disfrute colectivo, transmitiendo la necesidad de constante diálogo entre los seres humanos, sus contextos y el encuentro con otras especies.   

(Marcelo Soto Opazo)
  





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